Y así por la vida, con semáforos mostrando alertas a cada segundo, y cada amarillo suele inquietar más que un rojo determinante. ¿Por qué será?, es que entre bueno y malo siempre es fácil, no obstante, entre sutiles diferencias se torna todo algo más complejo. Que inquieta, y que lamentablemente en ocasiones duele. A fin de cuentas el no tener resoluciones colindantes y certeras es lo que produce inquietud.
Seguir “craneando” entonces de acuerdo a “luces” y señales constantes, ya que, finalmente, no sirve estar en medio.
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